lunes, 5 de septiembre de 2011

LOS FUGAOS X


Vestían ropas normales, gastadas por las fatigas de la sierra. Bien armados, con fusil y pistola casi todos y algunas granadas. Todos llevaban mochilas y mantas. Su cama mucha veces estaba sobre la hierba y bajo las estrellas. Mapas para orientarse y localizarse ( un mapa de enciclopedia de segundo grado). La escala la calculaban con un pequeño palote. Rutas trazadas surcando montes El monte como aliado de su esperanza. Caras cansadas, miradas perdidas y desconsoladas, torpemente disimuladas bajo la fuerza que les daba la superioridad de las armas. Los asustados vecinos desconocían sus intenciones. En silencio atendieron a los visitantes y les ofrecieron todo cuanto tenían. No había más alternativas.  Eran conscientes de que ocupaban la parte más baja del mundo, la que corresponde a los que sirven y callan, la que todos contemplan desde arriba. Resignados a su suerte intentaron sobrevivir a aquella situación que les amenazaba. Que ellos no buscaron pero que se había presentado de improviso. No había otra alternativa que no fuera atender a sus invitados.

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