viernes, 18 de febrero de 2011

LOS FUGAOS IV

Venían de Huéscar según todos los indicios. El primer planteamiento que procede en esta historia es cómo llegaron a las Fontanillas, aldea, que por su ubicación, no es visible desde lejos.  Estudiando las posibles alternativas, se puede  llegar a algunas conclusiones. En primer lugar, es necesario tener en cuenta  que para llegar al cortijo tuvieron que franquear el pueblo de Santiago: un núcleo habitado (mucha más población que actualmente) y con cuartel de la guardia civil. Por el norte, las aldeas de la Vega son un obstáculo por las miradas indiscretas. Estamos en  el mes de junio, los días son largos y en las huertas se estarían haciendo las faenas agrícolas. Si esquivamos  la Vega y sus aldeas, supondría caminar por la Cañada, nos encontramos con un terreno abrupto que dificultaría la marcha y quizás supusiera alejarnos demasiado del objetivo perseguido. Podemos comprobar en un atlas que si trazamos una línea recta hacia el norte desde Huéscar, inevitablemente pasaría por Santiago o muy cerca. Según las investigaciones de varios historiadores su objetivo era ese, atravesar los Pirineos, es decir, dirigirse siempre hacia el norte. Nos queda la alternativa de esquivar el pueblo por el sur. Sería la más lógica (siempre desde nuestra perspectiva pues este aspecto no ha sido investigado por nadie, que yo sepa). Si este grupo guerrillero conocía la Sierra de Cazorla y también la zona del Pinar y la Puebla de don Fadrique (donde habían realizado un secuestro), seguro que barajaron todas las alternativas. Es necesario advertir de que  los actuales pinares no corresponden a los de la época, ya que muchos proceden de la repoblación (de las fajas, como se conoce por muchos). Conocedores del terreno, la ruta ideal  sería descender por la Losa y por el Pinar,después siguiendo el curso del Zumeta, con la vista de Santiago al frente, dejar el pueblo atrás y buscar la provincia de Albacete. La vegetación sería un aliado para estos hombres furtivos. Sobrevivientes afortunados, muchos de sus compañeros habían sido abatidos por la Benemérita (nombre popular que recibe la guardia civil y que se  oficializa al concedérsele la Cruz de la Benificiencia por orden de 4 de octubre de 1929) . Nada  más dejar Santiago atrás, sin exponerse en Los Collados, zona de escaso bosque y con tierras de labor, cruzarían hacia el norte por los chaparrales de Cuesta grande. Si hubieran bajado más abajo su encuentro normal, por lo menos a él conduce el camino,  hubiera sido el Cortijo del Vado, y estaríamos hablando de otra historia. Recordemos que este camino era el más transitado (era el más corto) para muchos de los habitantes de las aldeas cuando subían a Santiago, tal vez no fuera buena opción seguirlo. Señalemos que en su marcha estaba establecido caminar de noche y ocultarse de día. El día anterior pudieron estar escondidos  entre los pinos, en la provincia de Granada, y observaron los movimientos de la población, a partir de ahí sacaron conclusiones. Sus mapas, los de una enciclopedia de segundo grado, tampoco eran muy precisos, y solo aportaban una idea muy difusa del camino a seguir que confirmaría la Estrella Polar. El norte les guiaba al camino que iba de las Fontanillas a Santiago. Encontraron el que bajaba por el río, lo descartaron (era más transitado y no se dirigía al norte) y ocultos en los chaparrales siguieron hasta encontrar el que bajaba a las Fontanillas.  Lo siguieron, era de noche y es fácil perderse, hasta dar con el cortijo. Por la distancia, más de tres horas de camino desde el punto origen hasta el cortijo, tal vez vieran el cortijo al salir el sol. Las noches en el mes de junio son cortas; no conocían el medio (todos sabemos lo fácil que es perderse de noche) y al cortijo llegaron al anochecer, según los testimonios orales que he podido recoger. Por tanto, la noche de antes caminaron y al divisar el cortijo (posiblemente al ser de día) se ocultaron en los chaparrales del Majal de la Ceniza y esperaron oportunidades para proseguir su camino. Claro, todo esto son especulaciones de un historiador aficionado a la literatura. (continuará)


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